Industrializar el hormigón: una solución urgente para la rehabilitación de viviendas sociales en altura

 

En el debate actual sobre el acceso a la vivienda digna en Chile, un sector históricamente postergado comienza a emerger con fuerza: quienes ya tienen una vivienda, pero una de mala calidad. Este grupo, muchas veces invisibilizado en las políticas públicas debido a que se ha priorizado la entrega de nuevas unidades habitacionales para solventar y reducir las familias que no cuentan con vivienda, habita espacios que no cumplen con los estándares mínimos actuales de habitabilidad, confort térmico y dignidad. Se trata, como algunos autores han señalado en los últimos años, del "dilema de los con techo".

Hoy, el desafío no solo radica en construir más, sino también en mejorar lo existente. Y en ese horizonte, la industrialización con hormigón, particularmente el uso del hormigón armado prefabricado, surge como una alternativa potente y aún poco utilizada en Chile debido a desafíos propios de esta tecnología y de la industria de la construcción, tales como el poco conocimiento de sus ventajas y beneficios en comparación al hormigón en obra, entre los que considera menor tiempo de construcción, mayor seguridad, reducción en tiempos de construcción, mayor control en su diseño y fabricación, entre otros factores que compensan los altos costos iniciales de inversión. 

 

Una tecnología nacida en la revolución industrial

 

“El hormigón armado es el gran invento que ha popularizado el uso del hormigón en el último siglo”, explica el arquitecto y académico Francisco Chateau, de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su surgimiento, a mediados del siglo XIX, fue posible gracias a una serie de innovaciones que coincidieron en el tiempo: la producción masiva de acero, el desarrollo del vidrio en láminas y el impulso de nuevas infraestructuras de carácter industrial.

Este conjunto de tecnologías transformó radicalmente la manera de concebir la arquitectura y dio paso a un nuevo modelo productivo enfocado en la producción seriada. “Surge también la posibilidad de producir materiales o componentes constructivos fabricados en taller, de forma estandarizada, como en la línea de montaje de Henry Ford”, agrega Chateau.

En la actualidad chilena, el uso del hormigón armado industrializado y prefabricado, es común en la construcción de galpones, pasarelas y puentes, pero su potencial en la vivienda sigue limitado. De acuerdo con el arquitecto Francisco Chateau, el hormigón es el material idóneo para dar solución a problemáticas sociales de vivienda, debido a su inigualable resistencia, capacidad sísmica y su versatilidad para desarrollar diferentes tipos de moldajes. Por supuesto, es un material que puede ser utilizado para la construcción de nuevas viviendas, pero también es una gran alternativa para mejorar las viviendas existentes, aprovechando la infraestructura mejorando la habitabilidad.

 

¿Y si rehabilitamos los bloques existentes?

 

En Chile, una parte importante del parque habitacional social fue construida entre las décadas de 1980 y 2000 bajo el modelo del subsidio habitacional, en edificios tipo bloque C de 4 pisos. Muchas de estas viviendas miden entre 36 y 39 metros cuadrados, un metraje muy por debajo del estándar mínimo de habitabilidad recomendado actualmente.

“La política de vivienda ha estado centrada en el déficit cuantitativo, no cualitativo”, advierte el documento 3 puntos sobre la rehabilitación y ampliación de la vivienda colectiva en altura en Chile (Chateau et al., 2023, p. 4). En ese texto se plantea que los conjuntos de vivienda colectiva en altura han sido, en general, excluidos de los programas de mejoramiento y ampliación habitacional del Estado, pese a que existe “una densidad importante de población que ha sido históricamente vulnerable y que presenta niveles importantes de hacinamiento y vulnerabilidad energética” (p. 4).

Francisco Chateau, uno de los autores del artículo, refuerza esta mirada en conversación con el Centro de Innovación del Hormigón UC: “En Chile hay un gran descontento, no solo por la falta de vivienda, sino porque muchas de las viviendas subsidiadas por el Estado durante los últimos 30 años, no cumplen con las condiciones actuales de calidad de vida. Ya sea porque cuentan con inconvenientes en su construcción, o porque los estándares del país han cambiado”.

 

R Industrialización hormigon viviendas sociales boceto

 

Fotografía: [Extraído del artículo "Consideraciones para programar la regeneración de condominios sociales en altura. Estudio comparado de tres casos en Chile"] Fig. 10. Axonométrica, con intervención sobre block C en Brisas del mar. Se representa la ampliación, la intervención en las instalaciones sanitarias y el cambio de la cubierta.

 

Industrialización con hormigón para rehabilitar

 

Es precisamente en este contexto donde la prefabricación en hormigón puede jugar un rol clave. En sus palabras, Francisco Chateau lo explica así: “Hoy existe una capacidad industrial instalada en Chile para fabricar elementos de hormigón repetitivos, serializados. Y es bien razonable evaluar la posibilidad de ocupar esas capacidades tecnológicas para colaborar y contribuir a subsanar el déficit de vivienda, pero también para mejorar la vivienda deficiente existente”.

¿En qué consistiría esta estrategia? El académico Francisco Chateau plantea el diseño y fabricación de núcleos de servicio prefabricados en hormigón armado: baños y cocinas completos, de alta calidad, que podrían instalarse en edificaciones existentes, incluso integrándolos estructuralmente como elementos sismo-resistentes. “Son recintos especializados que tienen instalaciones de gas, agua, electricidad, ventilación, y que podrían construirse en taller con altos estándares” señala. Por otro lado, se podría aprovechar su capacidad estructural para darle mayor rigidez a los edificios.

 

Desafíos sociales en la implementación

 

Si bien la propuesta cuenta con importantes mejoras para gran parte de las viviendas sociales existentes, existen otras brechas que dificultan su implementación. Para el académico Francisco Chateau, es fundamental el trabajo colaborativo de parte de los residentes de dichas viviendas, ya que, para remodelar un bloque, se requiere del acuerdo unánime de todos sus habitantes. No solo eso, sino que los bloques C de 4 pisos son construidos en zonas con espacios comunes y con una planificación urbana donde se requiere la estandarización de varios bloques circundantes. Otro de los desafíos sociales, se genera debido a que en gran parte de este tipo de edificaciones, los residentes del primer piso han construido ampliaciones de forma autónoma. Implementar la mejora expuesta en este reportaje, implicaría la demolición de dichas ampliaciones, lo que genera otra dificultad. No obstante, el beneficio que traería este tipo de iniciativas a mediano y largo, permitiría una notable mejora en la calidad de vida, lo que supera cualquier brecha social existente.

 

Mejorar la vida de los “con techo”

 

Más allá de la técnica, este enfoque invita a repensar el modelo de política habitacional. Como plantea el arquitecto Francisco Chateau, la rehabilitación no solo permite recuperar viviendas, sino que además permite ganar dignidad a través de casas con más metros habitables, mejorando sus envolventes y, en definitiva, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.

Para lograr esto, es importante construir e instalar un prototipo piloto, el cual permitirá dilucidar todos los beneficios y ventajas que entregaría esta iniciativa a la ciudadanía. En este sentido, es fundamental desarrollar un trabajo colaborativo entre la academia, el sector público y el sector privado que involucre a las comunidades beneficiarias. Para Francisco Chateau, “hay que dejar de ver a los que ya tienen casa como una población que ya no necesita ayuda”. El dilema de los con techo es, en el fondo, una deuda pendiente con miles de familias que han sido beneficiarias del Estado, pero que siguen necesitando una mejor calidad de vida.

Avanzar en este tipo de mejoras, permitiría no solo abarcar a los bloques tipo C, sino que también se podría ampliar a otro tipo de edificios sociales que cuentan con otras demandas y necesidades específicas.

La industrialización con hormigón ofrece una vía técnica eficaz para abordar este problema. Pero también requiere de voluntad política, financiamiento adecuado y una nueva mirada en torno al hábitat y la dignidad. Porque construir más no basta: hay que construir mejor y también reconstruir y repensar lo que quedó atrás.

 

Autora: Valeria F. Moraga D.

 

Referencias

  • Château, F., Schmitt, C., Rasse, A., & Martínez, P.  (2020). Consideraciones para programar la regeneración de condominios sociales en altura. Estudio comparado de tres casos en Chile. Revista INVI vol.35 no.100 Santiago Nov. 2020. Ver DOI 
  • Château, Martínez, P., Schmitt, C., & Bustamante, W. (2023). 3 puntos sobre la rehabilitación y ampliación de la vivienda colectiva en altura en Chile. Anales de Arquitectura UC. Dic 2020. Ver DOI