El valor de una intervención centenaria
La Iglesia Recoleta Domínica, declarada Monumento Nacional en 1974 y construida entre 1853-1882 bajo la influencia del arquitecto italiano Eusebio Chelli, ha sobrevivido a múltiples terremotos gracias a una intervención temprana con hormigón armado realizada entre 1927 y 1930. Esta técnica constructiva, que en la actualidad genera debates en torno a su compatibilidad con los principios modernos de conservación, ha demostrado ser clave en la estabilidad del templo. Pero ¿cómo evaluar la efectividad real de una solución estructural aplicada hace casi un siglo, sin alterar ni dañar un edificio patrimonial?
La respuesta vino de la mano de un equipo liderado por Cristian Sandoval, académico del Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica UC y miembro colaborador del Centro de Innovación del Hormigón UC, junto a su estudiante de doctorado Rolando Alvarado y profesionales de diversas disciplinas, recurrieron a métodos no destructivos (NDT), ideales para evaluar el estado de conservación de las estructuras existentes.
“Nuestro objetivo final fue entender cuán efectivos han sido los refuerzos de hormigón armado. Para eso necesitábamos levantar un modelo analítico de la iglesia con una precisión tal que nos permitiera evaluar desde la geometría hasta los refuerzos no visibles en muros y columnas”.
Rolando Alvarado
Doctorando UC
Tecnología al servicio del patrimonio: ensayos no destructivos aplicados
Para comprender en profundidad la configuración estructural de la iglesia y validar los refuerzos invisibles a simple vista, se utilizaron diversos ensayos no destructivos (Non-Destructive Testing, NDT), los cuales se utilizaron para determinar los daños visibles de las estructuras, así como el estado de los materiales y su estructura interna.
1. Terrestrial Laser Scanning (TLS) – Escáner Láser Terrestre
Esta técnica utiliza pulsos láser para generar una nube de millones de puntos 3D, capturando con altísima resolución la geometría del edificio. El equipo realizó 19 tomas desde distintos puntos, cada una registrando un aproximado de 2.5 millones de puntos.
“No es una topografía convencional, es un levantamiento mucho más detallado. Nos permitió ver incluso si un muro estaba inclinado, si tenía grietas o caída de estucos”, detalla Alvarado.
2. Photogrammetry using UAV (Unmanned Aerial Vehicle) – Fotogrametría con drones
Debido a las limitaciones del escáner para captar zonas elevadas u ocultas (como las cúpulas), se utilizaron drones para capturar cientos de fotografías aéreas. Luego, un algoritmo identificó puntos comunes entre las imágenes y generó un modelo tridimensional complementario, que se unió al modelo láser para reconstruir digitalmente toda la iglesia.
3. Ground Penetrating Radar (GPR) – Radar de Penetración Terrestre
Para detectar los refuerzos internos de hormigón armado (RC) embebidos en los muros y columnas, se empleó este radar geofísico que emite pulsos electromagnéticos capaces de atravesar materiales. La reflexión de estos pulsos reveló la presencia de varillas de acero en las zonas esperadas, validando los planos históricos.
“En el exterior de la iglesia los refuerzos eran visibles, pero en el interior estaban ocultos bajo estucos decorativos. Gracias al GPR pudimos confirmar que estaban ahí, exactamente como lo indicaban los planos de la época”, comenta Alvarado.
Mármol monolítico: hallazgos sobre las columnas
Una de las mayores sorpresas del estudio fue el detalle estructural de las columnas de mármol de Carrara, algunas de hasta 12 metros de altura, compuestas por tres grandes bloques superpuestos.
“No había evidencia histórica de que esas columnas se hubieran dañado, lo que nos llevó a preguntarnos: ¿cómo están unidas?”, relata Alvarado.
Gracias al uso del radar GPR, se identificaron cuatro elementos metálicos insertos de forma radial entre los bloques, y posiblemente un anillo central vertical no confirmado del todo. Estas uniones transforman los tres bloques individuales en un cuerpo monolítico, capaz de comportarse como una unidad frente a cargas sísmicas.
“Lo más impresionante es que este sistema fue implementado hace más de 100 años, sin códigos estructurales. Fue pura intuición estructural y les resultó”.
Rolando Alvarado
Doctorando UC
Macroelementos y resistencia sísmica: resultados del análisis cinemático
El equipo también desarrolló un análisis cinemático lineal preliminar para evaluar la capacidad sísmica de la iglesia, considerando cómo se activan los mecanismos de volteo de elementos individuales como torres, fachadas, ábsides y transeptos, conocidos como macroelementos.
“La albañilería no reforzada no se comporta como una estructura global durante un sismo. Cada macroelemento responde de forma autónoma. Por eso evaluamos cuánta aceleración sísmica se necesita para voltear uno de estos bloques”.
Rolando Alvarado
Doctorando UC
El análisis reveló que antes de las intervenciones de RC (hormigón armado), la mayoría de los elementos estructurales no alcanzaban los niveles mínimos de seguridad definidos por la Norma Chilena NCh3389. Posterior a la intervención de 1927-1930, los macroelementos reforzados con RC alcanzaron índices de seguridad superiores a 1.0, lo que indica que podrían resistir adecuadamente un sismo. Esto se traduce en que se requiere mayor nivel de fuerza para generar un volteo, dándole mayor capacidad de resistencia sísmica. Sin embargo, algunos elementos elevados como el ábside o el transepto, aunque reforzados posteriormente, aún muestran vulnerabilidad.
Fotografía: Representación esquemática de la planta de una catedral donde se aprecia el transepto, término designado a la nave transversal que en las iglesias cruza a la nave principal formando una cruz.
“Toda la zona donde están las intervenciones se está comportando muy bien, pero la zona de los ábsides y la zona de los transeptos, son las áreas con mayor daño alojado”, explica Rolando Alvarado. Esto debido a la distancia que los separa de las intervenciones y refuerzos que se han implementado, pero también por las dificultades de intervenir esas zonas.
Si bien se logró ver en el transepto una cadena de hormigón armado que se está uniendo en el ábside, solo es uno de los elementos de restauración y reparación más visibles. Existe información respaldada en informes y documentos históricos que avalan el proceso de intervención y restauración más allá de lo ocurrido entre los años 1927-1930, donde hubieron otras 2 fases de intervención probablemente en respuesta a otros eventos sísmicos. “Con cada sísmo, se dañaron lugares que no habían sido atacados antes y se fueron reforzando progresivamente. Eso creemos que pasó, por ejemplo, en la zona del ábside.”, comenta Rolando Alvarado.
Fotografía: Representación esquemática de la planta de una catedral donde se aprecia el ábside. Particularme en el caso de este esquema, en la cabecera hay dispuestos tres absidiolos dispuestos de forma radial y abiertos a una girola o deambulatorio.
Reflexiones sobre conservación y seguridad
La investigación plantea un debate clave para el patrimonio construido en zonas sísmicas: ¿cómo equilibrar la autenticidad histórica con la necesidad de seguridad estructural?
“Los principios modernos de conservación exigen intervenciones mínimas, reversibles y compatibles. Pero en Chile, donde los sismos de gran magnitud son una constante, la intervención estructural de hormigón armado en Recoleta Dominica, pudo ser clave para su conservación a largo plazo”, concluye Alvarado.
El estudio estructural de la Iglesia Recoleta Domínica es más que un ejercicio técnico: es una muestra concreta del poder de la colaboración interdisciplinaria en la protección del patrimonio construido. Gracias al uso avanzado de ensayos no destructivos —como el escáner láser terrestre, la fotogrametría con drones y el radar de penetración—, fue posible acceder a información estructural oculta durante décadas, sin dañar una sola piedra de esta iglesia centenaria.
Este trabajo de gran complejidad técnica representa un valioso ejemplo de restauración y reparación sin intervenir ni dañar los edificios existentes. Esta ingeniería, denominada por el académico Cristián Sandoval como “ingeniería forense”, por su capacidad de reconstruir la historia de un edificio a través de diversas fuentes históricas, arqueológicas y arquitectónicas, permite encontrar una manera idónea y equilibrada de unificar las huellas del pasado con la modernidad del futuro con el gran objetivo de perpetuar nuestra memoria.
Un proyecto de conservación no siempre permitirá dejar la estructura intacta. Sin embargo, toda intervención debe partir de un profundo entendimiento de las características propias de la estructura y su respuesta ante eventos sísmicos u otras posibles catástrofes.
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Autora: Valeria F. Moraga D.